He escuchado a muchos decir eso de «por la mañana no estoy disponible para nadie», «no me hablen», «no me pidan estar feliz»… ¡Y es que ese cambio de estado, del soñar al despertar, al igual que muchos otros, siempre se torna tedioso! A mí me pasa: cuando mi despertador suena a las cinco de la mañana y el clima está justo para seguir enamorado de la almohada y las sábanas, mi cerebro empieza a encontrar pretextos para quedarme pegado a la cama unos minutos más. Y ese proceso de transición, ese salto de estar echado a ponerte de pie, es el que realmente cuesta. Porque una vez de pie, ya no queda otra que continuar…
Así que, ¿cuál es mi truco? Empiezo mi rutina de ejercicio, que siempre la inicio sin ganas. Pongo mi televisor en YouTube y busco videos que me acompañen con algo nuevo que pueda aprender durante el proceso de mi rutina. De esa manera le digo a Breny, «concéntrate en aprender algo nuevo mientras los ejercicios se hacen de forma mecánica». He encontrado la solución para controlar a ese cerebro incansable: dándole cosas que lo motiven a prestar atención mientras la rutina hace su trabajo por debajo.
Y ustedes se preguntarán, ¿dónde anda Jarty en todo esto? Pues, durmiendo. Porque el corazón también necesita descansar. El único espacio de tiempo donde el cerebro tiene todo el poder para controlar mis movimientos es por las mañanas. Así que uso ese momento para organizar todo lo que haré durante el día. De esa manera, cuando mi corazón (Jarty) despierta, ya tiene el camino pavimentado, todo organizado, y su gran tarea será la de ponerle chispa al trabajo. ¡La vida misma!
Y para ti, ¿cuál es tu rutina diaria? ¿A qué hora despierta tu Jarty?
