«¡PONLE ACTITUD!» Vaya frase.

Son las 8:00 de la mañana, estoy sentado en mi escritorio, nadie ha llegado a la oficina. Ya tomé mi café, hice mis ejercicios diarios, medité… en fin, me dispongo a escribir. Pero justo en ese momento, cuando quieres que las ideas te fluyan, la mente se queda en blanco. Así que me dispongo a buscar entre mis archivos dibujados… «¿Qué dibujo publico hoy?». ¡Y encontré este que me encanta!

Comenzar bien el día no es simplemente «ponerle actitud». Es más, no estoy en el derecho de decirte cómo tienes que empezar tu día para que te vaya bien. Pero sí te puedo decir qué cosas me funcionan a mí para que mi día se vaya tornando cada vez mejor. Y el secreto no está en exigir un estado de «ACTITUD», porque ese estado no es cuestión de presionar un botón y empezar a tirar para adelante sin freno y con fuerza. Así no funciona.

Así como a una planta no le dices «¡Vamos!, crece y dame flores bonitas» sin antes crearle una rutina de cuidados —rociarle agua cada cierto tiempo, cortarle las hojas secas, abonarla—, así mismo no te puedes exigir estar contento sin antes haber creado una rutina de actividades que te ayuden a entrar en ACTITUD.

¡Jartybrenianos! todos tenemos el derecho de comenzar el día como deseamos. Está bien levantarse malhumorados, está bien no querer hablar por las mañanas, está bien no querer despegarse de las sábanas sino hasta que la hora te obligue a presionar el acelerador de golpe para llegar a tiempo. Lo que no está bien es que dejes que eso se convierta en tu rutina diaria.

Alcanzar ese estado de «ACTITUD» implica regar la planta a diario, creando actividades que me ayuden a generar una condición positiva en el más corto tiempo. La vida misma está en que siempre tendremos esas ganas de quedarnos pegados en las sábanas, de no ir a trabajar, de no sonreír por las mañanas… etc. Pero el equilibrio está en crear una disciplina que nos ayude a ser mejores personas.

Ahora dime tú, ¿cuál es tu disciplina diaria para entrar en ACTITUD? ¡Buena vibra!